Un performance en el cual el cuerpo desnudo se convierte en instrumento, pintando a través del imaginario con movimientos orgánicos, fluidos y jugando con el color y su entorno.
El cuerpo entra en contacto con la tierra, cambiando la imagen de una mujer delicada que debe ser exclusivamente un cuerpo vivo para los demás, una versión de los estereotipos impuestos por la sociedad que sitúa en el centro de su universo. Este performance pretende apropiarse de todo lo que el cuerpo ha experimentado, retomando su control y reafirmándolo como cuerpo natural para sí mismo y no para los otros.
Es un ritual de diálogo interno y conexión con el cuerpo, el entorno, la cultura y todo lo que esto ello conlleva.